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Sociedad
EXPERIENCIA EN LA ESCUELA PORTEÑA "WILLIAM MORRIS", DE VILLA SOLDATI
Restauran un buzón para enseñar a reclamar los derechos por escrito
RECUPERADO. LA COMUNIDAD DE LA ESCUELA Y EL BARRIO, JUNTOS, EN LA BUSQUEDA DE UNA TRADICION. Sonaban un bandoneón y un piano. "Nuestro buzón de la esquina de La Fuente y Chilavert estaba muy lastimado y ahora brilla otra vez", se oía cantar a coro a los 180 alumnos de la Escuela porteña N° 16, de Villa Soldati. Clarín, domingo 29 de junio de 2008
No era el himno del colegio ni una canción de María Elena Walsh. Era una propia que habían preparado especialmente para el jueves pasado porque el colegio inauguraba la restitución de un buzón -deteriorado desde hace diez años-, que los chicos de jardín y de primer ciclo de primaria habían solicitado personalmente y por carta al Correo Central hace un mes.
"Fuimos todos juntos al Correo Central con las mamás y con las maestras. También, compramos una estampilla y mandamos una carta pidiendo que arreglaran el buzón de la esquina porque es de todos nosotros. Es de la historia de nuestro barrio", contó Mauricio, un alumno de cinco años, sentado en una silla de plástico bordó frente al escenario y rodeado de padres, como todos sus compañeros.
Con la participación de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires, la iniciativa de restituir el buzón rojo estilo inglés, ya en desuso, fue de una docente de preescolar.
Su intención es incentivar la integración social de los estudiantes de la escuela porque la mayoría son chicos de familias de distintos países latinoamericanos con distintas culturas y costumbres. Sobre todo, de Bolivia, Paraguay y Perú, que se radicaron en Buenos Aires.
"Intentamos enseñar a los chicos a reclamar por sus derechos, a valorar los patrimonios históricos del barrio y a respetar y compartir con sus compañeros", señaló Liliana Quintana, directora de primaria.
"El buzón es simbólico, es un patrimonio histórico", agregó Susana López, directora del Jardín Integrado N°8.
La ceremonia arrancó a las 9.30 en la sala de actos del colegio. Emiliano Román en el bandoneón y Verónica Muzzupappa en el piano: los maestros de música que habían ensayado con los chicos durante dos semanas "El buzón de la esquina", un tango compuesto por Silvia Furnó, otra maestra.
Terminaron la canción, buscaron sus abrigos y salieron de la escuela de la mano de sus maestras y sus padres. "¿Estamos todos?", preguntó Cecilia, una profesora, antes de cruzar la calle. La comisaría 36 había cortado el tránsito para el acto de inauguración.
"El buzón estaba muy quemado, había basura adentro y no tenía puerta. Ahora está lindo y lo vamos a ver", cuenta Candela, de cinco años.
El buzón colorado, de un metro y medio de alto, esperaba a los chicos en la esquina de enfrente, en La Fuente y Chilavert. Estaba cubierto con una manta azul y un gran moño de papel del mismo color. El bandoneón se traslada a esa esquina, y su tango, también.
"¿Cómo podían arrancarte buzón de la esquina? Vos que fuiste testimonio de este barrio, de esta historia", recitaba Quintana de un texto que escribió.
Llamó a otros chicos. A Mauricio, a Candela e invitó a un vecino a romper el moño para la inauguración. López, en tanto, quitaba una tela que tapaba las dos placas colgadas sobre la pared en conmemoración del 75° aniversario de la escuela.
En la cartelera de la entrada de la escuela, los alumnos dejaron su sello: cientos dibujos de niños, con los brazos largos y las manos extendidas, que cantan. Juntos.
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